miércoles, 13 de enero de 2010

El Verdadero Rey Ulises


Por: Juan Diego Rey

Mucho se habla del lado humano de los futbolistas. Demasiado. Se valora su lado humano cuando la cagan, cuando se drogan, se van de farra o tienen hijos regados y no responden por ellos. También, cuando crean fundaciones y escuelas de fútbol. El que conozco personalmente, Ulises De La Cruz transformó radicalmente su lugar natal. Y abre la nuez de su lado humano en un libro.

Polvo, tierra, marginación absoluta. Los más pobres entre los pobres, aunque su alegría genética de bomba y baile oculta el dolor de la pobreza. A una cuadra, la carretera más importante del país. Así era Piquiucho hace pocos años. Hoy ya no. Si bien la pobreza no se puede erradicar con un pase mágico, el nivel de vida de los habitantes afrodescendientes de este pueblo ha mejorado sustancialmente. Hoy hay pavimento. Hoy hay agua potable, o por lo menos tuberías a las casas. Hoy hay alcantarillado, un dispensario médico bien dotado, un coliseo de lujo. ¿Gracias al gobierno? No. Gracias a Ulises De La Cruz y al trabajo minguero de los negros de Piquiucho, con el impulso de Ulises y su fundación “Amigos de Ulises”.

Y no solo fue poner plata. El futbolista quiso contar su historia personal. Se confesó y narró su vida, una vida dura y llena de desafíos en un libro. El día del lanzamiento del libro en Piquiucho, Ulises también quiso regalarle a su pueblo natal un dispensario médico, a ese Piquiucho negro de piel y kaki de polvo,. Cuando llegué, quería ultimar unos detalles sobre el lanzamiento del libro. Lo busqué en el pueblo. Encontré a algunas personas barriendo el coliseo y pregunté por el señor Ulises. El más empeñoso de los barredores se quitó la capucha, y con ese acento carchense negro que te descoloca me dijo: “sí, soy yo”. Conversamos largo. Me contó su experiencia en Inglaterra. También me contó que el Ministerio de Salud le había ofrecido equipamiento médico para el dispensario. Nunca llegaron. Él, de su plata, compró el equipamiento. “No era justo para mi pueblo inaugurar el edificio sin los equipos.”

Alfonso Lasso Ayala presentó el libro, brillante como siempre. Luego, con los “Amigos de Ulises” se inauguró el dispensario. Hubo bomba, hornado pastuso, fiesta y alegría.
El hijo más querido de este Piquiucho le daba una nueva satisfacción a su caserío. “Las madres de este pueblo tienen problemas de columna, porque antes no había agua y cargaban la ropa en tinas hasta el río (a unos 3 km de distancia en una cuesta que solo de ver de deja con la lengua afuera). Quiero primerito que les hagan una revisión a todas en la espalda”. Eso es “lado humano”. No estaba pensando “ya puse la plata”. Estaba sintiendo el dolor de coxis de su madre y de su tía, y estaba haciendo algo para aliviarlo.

De La Cruz fue un pionero. Fue el primer ecuatoriano en jugar en la Premier League inglesa, donde hoy triunfan Antonio Valencia y Cristian Benítez. Ahí también fracasaron Agustín Delgado en el Portsmouth y Geovanni “La Sombra” Espinosa en el Birmingham. Tener éxito en la liga más competitiva del planeta fútbol no es fácil. Se requiere carácter, tener objetivos claros y hambre de gloria, no solo hambre de libras esterlinas. Y ha usado sus contactos y su plata para vivir mejor, para garantizar a su familia una vida mejor que la que tuvo, pero por sobre todo, para mejorar la vida de sus hermanos, primos, tíos y vecinos de ese pueblo que, gracias a él, y por fortuna, nunca será el mismo. Y todo manteniendo un perfil bajo. Sin cámaras, sin prensa, sin el aspaviento que otros hacen cuando entregan caramelos por Navidad en una escuela.
La vida le ha hecho goles a Ulises, a veces por las galletas, de esos que cabrean y duelen. Pero en el gol diferencia, en la tabla acumulada, este carchense sale ganando de sobra.

¿Quieres conocer más? Lee la autobiografía, publicada por Atenea Ediciones, “La Gloria y La Cruz de Ulises”. Pídela a lidernegativo@hotmail.com o a los teléfonos 08 704 9915, (02)235 6415. Precio: US$10.oo

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